miércoles, 13 de febrero de 2008

Afrodita



El conjuro de los Aromas

La mujer es como una fruta que sólo exhala su fragancia cuando la frotan con las manos.Toma por ejemplo, la albahaca: a menos que la calientes con los dedos no emite su perfume.
¿Y sabes, por ejemplo, que a menos que el ámbar sea entibiado y manipulado retiene su aroma?
Es igual con la mujer: si no la animas con tus caricias y besos, con mordiscos en sus muslos y abrazos apretados, no obtendrás lo que deseas; no experimentarás placer cuando ella comparta tu diván, y ella no sentirá afecto por ti.-
De El Jardín perfumado.
Extracto de Afrodita, Isabel Allende.