Ella miraba como pasaban las horas en una añeja plaza de piedra
Cuando lo vio, robando instantes ajenos
Camino tímidamente hacia él, usando el viejo truco del cigarro para encender...más, no le resultó
Él simplemente la miro, y negó con la cabeza
De pronto se acerco y con un agringado idioma hizo unas preguntas...
Demonios!! Pensó ella, bendita la hora en que no aprendí ingles!!
Y así comenzó una charla de monólogos un poco difíciles de comprender en un: "Port-Es-Ing", recién inventado por ambos, que no les fue difícil tomarle el gusto.
El adicto a la adrenalina y hábil con las luces y las sombras
Ella un poco loca, 3/4 de ilusa y el resto de encandilada.
Caminaron así por horas, intentando expresar una vida en dos palabras
a veces no era necesario hablar...
El le pidió que le enseñara a bailar
sonriendo ella accedió, parecía una excusa respetable de aceptar.
Pactaron una hora y un lugar, que llego tan rápido como anhelaban
Ella, se sentó a esperar
Un poco ansiosa, mordía el cigarro entre sus labios
No quería ser “plantada” internacionalmente
En un país que casi tocaba el cielo
El tercer cigarro y nada, camuflada en medio de la noche tratando de pasar desapercibida
Se había dado por vencida, ante la espera que no treguaba
Cuando de pronto… un poco perdido y otro poco desorientado, apareció un desconocido
No sabía realmente si ese sería él, si había olvidado su cara?...pero NO
aunque fueron unas horas las que se conocieron, lo reconocería
Se acerco, lo miro y le sonrió dulcemente,
Caminaron juntos a un bar, como si se hubiesen conocido desde siempre
Él era perfecto para ella
Ella era perfecta para él
Se entendían, sin hablar
Se hablaban, sin traducir
no se necesitaba nada más, se abrazaban y todo se completaba, y el mundo, a cada segundo perdía importancia
...y como era de suponer el baile prometido nunca llegaba
Aunque él llevaba el ritmo en la sangre, más que en su piel
los acordes les quedaban perfecto en la cadencia de sus cuerpos
que poco a poco se acercaban un poco más
Se besaron lentamente y cada espacio de sus labios, reconoció los del otro
siguiendo un compas recién inventado, perfecto y delicioso
De tanto deleite...él la invito a caminar
Era grato haberse encontrado, aunque fuera por un segundo solamente
Él la veía cada vez mas hermosa, a cada minuto brillaban más sus ojos, su cabello se volvía más negro, sus ojos más grandes y mas verdes, cada vez más intensos
El cada vez más fuerte, más perfecto
Sus ojos mas azules, su cabello mas rubio y su voz más dulce
Sus manos calzaban justo para proteger las de ella
y sus labios tomaban el sabor del chocolate cuando está por terminarse
Se sentaron en la antigua plaza, mirando la fuente en que se conocieron horas antes
Sobre ellos una enorme luna llena, que hacía ver estúpidos tantos faroles encendidos
La gente los miraba y sonreían
No les importaba
Sabían que cada minuto que pasara, era un minuto menos para la despedida
Pronto ella se marcharía...y quedarían separados por más de tres fronteras, por más de dos idiomas
Era la última noche..una que no tenia posibilidad de existir
Se miraban y perdían cada uno en los ojos del otro
tratando de impregnarse de sus esencias
Ella lo abrazaba queriendo convertirse en su aroma y disfrutaba sentirse tan cerca
El la acariciaba como si la hubiese conocido desde siempre
De pronto las campanadas de la antigua catedral que les abrazaba comenzaron a sonar, una y otra vez, interminablemente
Pareciendo un cuento de hadas
Pero ninguno se convirtió en ratón o en calabaza, aunque menos, en príncipe o en princesa
No sabían cuanto tiempo había transcurrido, solo que ya era tarde o de mañana
Era hora de marcharse
Caminaron tratando de hacer de cada paso una eternidad
Era todo perfecto, la luna, la noche, las campanas que seguían sonando
Tal vez era el poco de alcohol
Tal vez la emoción de la última noche
Tal vez lo perfecto que eran el uno para el otro
Lo bien que coordinaban sus besos
o lo bien que calzaban sus manos
Pero ellos no quería que esta noche acabara, no querían perder ni un segundo de los últimos que quedaban
Llegaron al hotel. Los conserjes somnolientos mirando un poco desconcertados, el rostro de estos dos nuevos enamorados abrieron las puertas
Ella un poco cohibida acepto el abrazo que él le ofrecía
La miro y le pregunto en un español atarantado: "La puedo ir a dejar a ud. al aeropuerto".
Estaba en la fila de un supermercado, y de pronto...
